martes, 17 de agosto de 2010

Esto no es una pipa

De los animales nos diferencia el lenguaje. Nada más. Ni la inteligencia -que en nosotros es una ventaja de potencia de cálculo, no de calidad- ni el alma, cuya existencia fue dudosa, a lo largo de la historia, en mujeres, esclavos, negros, indios e, incluso, niños. Ni el gregarismo, ni el bipedismo. Lo que nos queda, como ventaja única, es el lenguaje, de una calidad comunicacional infinitamente superior a la comunicación gestual y auditiva de otros animales.

Cuando vemos una imagen, no la entendemos hasta ponerla en palabras. Todo comunicador sabe esto. Una foto no puede, en soledad, ilustrar una nota periodística. Una imagen cualquiera es tan rica en información, que acaba por no informar en absoluto. En la foto, el sentido es libre. El comunicador necesita, por lo tanto, "anclar" uno entre muchos sentidos. Al pie de foto se lo llama, por esa razón, anclaje. Suele ser un ejercicio interesante cambiar mentalmente el anclaje que ha elegido el editor. Sorpresivamente, la "verdad" incuestionable de la imagen, cambia. Magritte jugó con ese extrañamiento cuando volvió protagonista de la más famosa de sus obras, no al cuadro, sino al anclaje.

La televisión supo explotar su ventaja cualitativa sobre la fotografía. Una secuencia de fotos (un video) puede narrar una historia. Y puede generar una convicción absoluta en el espectador de que aquello que está viendo es la verdad. Existe el mito muy arraigado de que las imágenes no mienten. Lo cual es cierto. La otra parte de la frase debería ser: las imágenes no dicen la verdad. Porque sólo se puede mentir o nombrar  con palabras.

Esa es la razón por la cual omitiré los videos (aunque podrá verlos siguiendo los links), y me limitaré a relatar y contextualizar lo que veo. O lo que creo ver.

Barrabravas en el INDEC

Una historia que sirvió para ejemplificar la violencia de las huestes K, fue aquella en que un grupo de jóvenes interrumpió de malos modos la presentación de un libro sobre el INDEC. ¿Ocurrió eso?

Viendo detenidamente el video, encuentro que los "barrabravas" intentan formular una pregunta, dos veces. Los asistentes  a la presentación se indignan por la interrupción pero, sobre todo, por el cuestionamiento, y los "barrabravas" son empujados, golpeados e insultados. Cuando ya se encuentran en la puerta, saliendo del lugar, desde un costado -izquierda de la pantalla- les arrojan dos sillas. Usted podría tener la impresión, sin embargo, de que los violentos son los golpeados, y no los golpeadores.

Muertos de frío

Hace unas semanas, en  días de frío intenso,  faltaba gas en algunos colegios porteños. Sin embargo, TN decidió recorrer las provincias más pobres. ¿Cuándo lo decidió?. En un informe relatado con adjetivación lacrimógena, Julio Bazán nos contaba que en Misiones hay gente que se calienta con estufas a leña. Que las provincias más empobrecidas de nuestro país carecen de gas natural. Que el frío, en definitiva, pega con fuerza entre los pobres. Lo que no nos contaban, era que el informe fue grabado en 2005, que fue esta administración -y no las anteriores- la que empezó la construcción de un gasoducto para solucionar precisamente ese problema, a saber: que todas las administraciones apañadas por Clarín ignoraron  sistemáticamente todo lo que estuviera lejos del Conurbano. Sin embargo, usted podría tener la impresión de que el gobierno nacional ha deteriorado las condiciones de vida de los entrevistados.


A narizasos en los puños.


Hace años, El Chavo del ocho intentaba conservar su orgullo explicando que había sido él quien la había emprendido a narizasos contra los puños de su adversario. Esto fue, ni más ni menos, lo que nos contó Clarín.
Si nos molestamos en situar en contexto a los antagonistas, tenemos por un lado a un neonazi largamente conocido en los juzgados, de nombre Soaje Pinto, quien no sólo se autoproclama nazi, sino que ha dicho públicamente que no considera que  ello afecte a su buena honra. Por el otro, Daniel Reposo, jefe de la Sindicatura General de la Nación y, como tal, contralor en las irregularidades administrativas y jurídicas de Papel Prensa. Soaje Pinto la emprende a golpes de puño contra Reposo, a raíz de lo cual se fractura un dedo. ¿Qué es noticia para usted, lector?. Créalo: la noticia es que Reposo le fracturó un dedo a Soaje Pinto. Algo que es rigurosamente cierto, aunque tal vez tendencioso.

Ambos, Soaje Pinto y Daniel Reposo, acuden a la mediación judicial. El juez sabe que el caso se resume a dos testimonios cruzados e irreconciliables. No hay lesiones reales, sino intención de entorpecer la labor estatal. Suspirando, con dosis infinitas de cansancio y hartazgo, pide a ambas partes - no sólo a Moreno- discutir civilizadamente.

Patota Moreno.




El relato anterior pretende contextualizar la última y más mentada agresión de Moreno. El anclaje, esta vez, resulta llamativamente pulcro. Ascético. No hay ningún intento de contextualizar las imágenes. Moreno deposita unos guantes en un escritorio, y eso mismo nos comunica el teleprompt. ¿Por qué, esta vez, no contextualizan? Porque entonces, querido lector, usted entendería.


Entendería a qué se refiere Moreno cuando dice "traje guantes, porque si no, algunos miembros del directorio se lastiman...", en clara referencia al dedo que se quebró Soaje Pinto. Y que propone una discusión civilizada (con guantes en lugar de puños desnudos), para burlarse del magro triunfo de Soaje Pinto en tribunales.


Entendería que los guantes eran de utilería. Entendería que se trata de la humorada de una persona sin demasiadas ganas de contemporizar con delincuentes.

Entendería que el motivo de la sesión era quitarle al Estado su participación en Papel Prensa.


Entendería que lo más grave de la reunión son cuatro gritos, que le ahorran al Estado millones de dólares pero, sobre todo, buscan justicia.

Entendería que el representante del Estado, lector, trabaja para usted. Y tal vez llegue a entender la paradoja de que los mismos que apelaron a la violencia para robar la propiedad de una empresa, hoy denuncien ser las inocentes víctimas de un gritón.

martes, 3 de agosto de 2010

El catolicismo y la sociedad

Invito a leer, aunque más no sea porque hay que conocerlo, el texto de Unamuno, San Manuel Bueno, Mártir.

Algo que pone de manifiesto Unamuno, respecto del cristianismo, es la tensión entre la megaestructura vertical impuesta desde Constantino a fuerza de espada, y la presión minimalista, de dioses personales, pequeños y con historias casi minúsculas, movida desde las bases. La cúpula católica ofreció, históricamente, una vía de escape a esa tensión permitiendo el sincretismo religioso que dio origen a un panteón superpoblado de santos y vírgenes. Pero lo concreto es que la tensión se debe a que el catolicismo (excluyo a propósito otras manifestaciones más descentralizadas del cristianismo) es una estructura de poder.

De poder político, concretamente. Es el partido político más antiguo de la Historia.

Hace unos días tuve una agria discusión al respecto -porque mis discusiones sobre el tema suelen ser agrias- en el blog Mundo Perverso de Diego F.

El catolicismo es la prueba más acabada de lo que ocurre con un poder político cuando no está saneado por elecciones democráticas. Es inevitable que hacia la cúspide del poder asciendan los más corruptos y sedientos, precisamente, de poder. El control -moral, religioso, político- de esa cúspide es efectuado por los propios integrantes de la cúspide, lo cual vuelve lógico el alejamiento casi absurdo entre un Bergoglio que libra batallas angelicales y una multitud de laicos que sólo pretende de Dios que les permita vivir en paz.

O entre un Ratzinger que propicia la misa en latín (¡cinco siglos después de Lutero!) y personas que esperan de la divinidad apenas un acompañamiento cotidiano. Que aman, tal vez, a un cura que ven cercano a ellos más en vivencias que en credos.

Creo que ese alejamiento entre una masa de creyentes que siguen con laxa indiferencia y escasísimo respeto los ritos de la tradición católica, y la cúpula más y más cerrada sobre sí misma, volviendo en pleno siglo XXI a discusiones bizantinas que el resto de la sociedad superó hace décadas, da la medida cabal de que esta Iglesia necesita hacer crisis. El modelo de representatividad de esta Iglesia necesita una crisis interna si de verdad quiere formar parte orgánica -y no simplemente ad hoc- de esta sociedad. Sinceramente, no veo que esa crisis vaya a producirse a corto plazo.

Mientras tanto, en el terreno popular los dioses siempre han sido y siempre serán paganos. Flaubert, describiendo el desencantamiento de la sociedad griega, decía que superado el siglo V a.C., cuando la Tragedia les había permitido entender que los griegos eran mejores que sus dioses, y todavía no había llegado el cristianismo, hubo un período en el que el hombre estuvo solo. Yo especificaría: estuvo con dioses paganos. Personajes menores deificados. Porque en el terreno popular, nadie tiene ganas de adorar a un dios que es lo peor de nosotros. Si Dios no se compadece de los pobres, y está en contra de cualquier ampliación de derechos, si Dios es apenas un miserable policía cósmico, la religión popular adorará a una cantante o a un desertor. Seres más cercanos, menos poderosos pero más capaces de comprender las miserias con las que cada uno de nosotros debe convivir.

Finalmente, lo más asombroso, la medida de nuestra derrota -o, si se quiere, nuestra modestísima victoria- como sociedad, es seguir disputándole al catolicismo el poder sobre los cuerpos, como si no hubiera existido Nieztsche. Porque de eso se trata el catolicismo desde Constantino: Dios es el dueño de tu cuerpo. Si sos un sacerdote, Dios a través de su representante -contra, incluso, la propia Biblia- dictamina que no podés satisfacer una necesidad básica: la sexual. Si sos mujer, ni sueñes con tomar determinaciones sobre tu propio cuerpo. No es tuyo. Es de tu hombre (ni hablemos de tu mujer), a quien le ha sido dado en concesión. Por el representante de Dios, claro. Y si sos hombre, sólo podrás utilizar una libertad mínima y culposa. Y, por supuesto, "normal". De alguna manera, unos señores que representan la institución más asesina de la Historia saben y decretan qué es normal; incluso decretando una normalidad absolutamente incomprensible para la mayor parte de los mortales.

No me extiendo para evitar que este post se vuelva soporífero. Pero tiro una punta más: el modelo católico, de influencias celestiales, intercesiones, "cuñas" en el purgatorio, ¿no les recuerda al tráfico de influencias en política?. Seguramente sí. Y no es casual.

Para terminar, ahora sí, menciono cuatro textos maravillosos que tratan el tema religioso "desde el llano". "Ensayos sobre el infringimiento cristiano", de R. Sender (derrapa feo cuando habla de astronomía, pero es muy bueno cuando se atiene al tema religioso); "Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos", de Unamuno; "Tres ensayos sobre el cristianismo", de S. Freud; "Temor y temblor", de S. Kierkegaard.